
De niña, leía primero con la nariz, olfateando los volúmenes que me traía mi padre de la librería del señor Feger en Nueva York, algunos de los que despedían un perfume de chocolate. El librero, delgado, de mirada penetrante y bondadosa, les proveía a los exiliados españoles las obras de sus contemporáneos en las ediciones Austral de Argentina. Así Federico García Lorca y Miguel Hernández resucitaban y los hombres y mujeres de la España peregrina dispersos en el Nuevo Mundo se tocaban el alma y el pensamiento, aunque nunca se vieran más. Ir a la librería de Feger era, con las visitas al Museo de Arte Moderno, el Metropolitano y el Brooklyn Museum, mis paseos favoritos porque iba de mano de mi padre, mi adoración. Nuestro pequeño apartamento en Brooklyn se llenaba de aquellos libros y yo alimentaba mi imaginación con los de niños que mi padre me compraba. Recuerdo “Celia novelista” y “Abindarráez y la hermosa jarifa”, en español y “Bambi” en inglés Mis padres también adquirían, con gran sacrificio, libros de arte y yo me tenía que lavar las manos antes de mirarlos, acariciando sólo con mis ojos a los ángeles y madonas de Botticelli y Velázquez, los seres fantásticos de Miró y Dalí.
Luego, ya bilingüe, visitaba la gran Biblioteca Pública de Brooklyn siempre con mi padre poeta, quien estudiaba allí el I Ching y otros libros esotéricos. Más tarde iba con mis clases de la escuela pública, P.S. 131.
Cuando estaba por ahí en cuarto de primaria escuché en otra biblioteca pública más cerca de mi casa a un bibliotecario apasionado de la lectura y me enamoré de él, por las palabras que decía con deleite reconfirmándome que los libros eran una gran aventura, y las palabras escritas la clave de la libertad. Este hombre era negro, algo poco común en aquel ambiente donde los nuevos inmigrantes a mi barrio eran mayormente judíos, sumándose los irlandeses y los italianos ya establecidos desde principios de siglo XX. Tanto me llegó su charla, que le escribí una carta sobre papel verde con bordes como encaje, explicándole cuánto me había inspirado, y mi madre se la hizo llegar. Cuando habló una noche para la Asociación de Padres de mi escuela, mi madre me llevó a la reunión que no era para niños y él sacó mi carta y la leyó para mi asombro y mi profundo rubor. Allí en Brooklyn de los años 40, se concibió, sin que yo lo supiera, la Sala de Lectura Infantil del Museo Rayo—“El rincón de Mateo”, mi nieto, para quien he querido abrir las puertas de los libros, así que vuele con sus alas de papel. A Mateo, y también a los niños de Roldanillo, Zarzal, El Dovio, Bolívar, Toro, La Victoria y la Unión, que serán los usuarios más frecuentes, para que tengan entre las manos esas criaturas tatuados de signos que transforman vidas.


La Sala de Lectura Infantil del Museo Rayo representa una nueva etapa en nuestra historia. Está ubicada en la Calle 9 al lado de la puerta posterior del Museo en un edificio cuya construcción fue iniciada por Omar Rayo un año largo antes de su muerte e inaugurado dos semanas después. Mi esposo quería tener allí, Museo Rayo en el primer piso, un Café Libro donde los turistas y los roldanillenses pudieran tomar café, mirar, comprar libros de arte y literatura y hacer tertulia. Dedicados a cumplir sus deseos en ese primer año, empezamos a estudiar las posibilidades de adecuar la sala para café libro. Necesitábamos un concesionario, pero descubrimos que las empresas como Juan Valdez requerian lugares donde acuden multitudes y que Roldanillo no ofrecía esta posibilidad. Entonces, primero emprendimos la adecuación del Museo del Intaglio como sala de exposiciones —un sueño que Omar tuvo cuando estaba en diálisis después de su segundo infarto y para el cumplimiento del que había adelantado planos con el arquitecto Quiza. Logramos abrir esa sala en la celebración de los 30 años del Museo en enero de 2011. Después nos dedicamos a la construcción del gran Taller Múltiple de Formación Artística que Omar también había diseñado. Este se inauguró en diciembre de este mismo año. Recién viuda y decidida a cumplir con mi cometido como Directora del Museo y Presidenta de la Fundación Museo Rayo, había llevado los planos al Ministerio de Cultura en compañía del Maestro Edgar Correal.
La Ministra, Mariana Garcés cuenta que la mía fue la primera visita que recibió en su despacho. Los dos proyectos tuvieron el apoyo del Ministerio de Cultura y la Gobernación del Valle y se realizaron cabalmente. Ya para la inauguración del Taller Múltiple, habíamos hablado con la Vice Ministra de Cultura, la Biblioteca Departamental y la Nacional, y la Alcaldía Municipal de una Sala de Lectura Infantil municipal en el espacio pensado como Café-libro en el edificio nuevo al lado del Museo en la Calle 9.
La idea de una sala de lectura para niños de cero años en adelante fue una corazonada cuando leí en los periódicos que la esposa del Presidente Santos y la Ministra de Cultura estaban iniciando programas de estímulo a la lectura en la primera infancia. El Museo Rayo siempre ha sido para los niños. Nuestro Concurso de Dibujo Infantil inició hace 40 años, antes de la construcción del Museo que acaba de cumplir treinta y tres.
Nuestros talleres de dibujo y grabado siempre han estado abiertos a los niños y han producido generaciones de artistas y personas dedicadas a las artes. Inicialmente miramos los proyectos del Ministerio para estímulo de lectura y descubrimos que eran para programas y no para infraestructura.

Visitamos la Biblioteca Departamental donde la Directora Juliana Garcés Saroli nos felicitó y nos indicó cómo debíamos proceder para financiar la adecuación de la sala y conseguir la donación de los libros. La Biblioteca Departamental, ahora bajo la Dirección de Beatríz Otero Castro, nos ha seguido asesorando y nos ha hecho dos entregas de libros del programa de “0 a Siempre” a través de la Biblioteca Nacional. Aunque los acuerdos con estas instituciones fueron firmados y los trámites iniciados, no fue posible adelantar la sala ni en el 2011, ni en el 2012 porque el Concejo Municipal de Roldanillo quería consolidar primero las donaciones a la ya existente Biblioteca Municipal en la Casa de la Cultura y las donaciones de libros y materiales se deben hacer a través del gobierno Municipal.
A pesar de que el Ministerio y la Biblioteca Departamental les aseguraron a nuestros ediles que puede haber más de una biblioteca municipal, y que todas recibirían las dotaciones estipuladas, tuvimos que buscar otros conductos para la adquisición del mobiliario y los libros y la adecuación de la sala. Las puertas que tocamos se abrieron. Juan José Madrid, nuestro incansable Secretario General y yo, consultamos a Comfandi, estudiamos su labor con bibliotecas infantiles en sus sedes en varias ciudades del Valle, igualmente consultamos a la Fundación Carvajal con toda su experticia en la adecuación y mobiliario pertinente para las salas de lectura. Ellos nos prometieron asesoría logística y formación de personal. Tres empresas fueron claves en asegurarnos la financiación de nuestra sala: la Fundación EPSA, la Fundación Gases de Occidente y Proyectos de Infraestructura S.A. PISA. La EPSA fue de las primeras empresas en dar una mano al Museo Rayo en los 90s con el Concurso Infantil de Dibujo a Color para el que contribuyen papel y colores para más de mil niños anualmente y financian el afiche promocional.
La nueva Directora de la Fundación Epsa, Luz María Gallo, nos aseguró que a la Fundación le interesaba apoyar programas de educación y formación de los niños. Efectivamente, su Junta Directiva nos aprobó 30 millones para la adquisición de libros. Mientras en reuniones con Melba Pineda, Presidenta de la Fundación Gases de Occidente. Iniciamos nuestro plan de acción escogiendo a Expresión Viva, dirigida por Aida Mercedes Zafra y Carlos Gálvez, creadora de bibliotecas y otros espacios de lectura en Cali y proveedores de libros infantiles diversos, originales y hermosos de toda la América hispanohablante. Elaboramos con ellos un presupuesto, basándonos en la investigación que habíamos hecho y las reuniones con la Biblioteca Departamental y Comfandi. El resultado de nuestra propuesta a Gases de Occidente fue la donación de otros 30 millones de pesos para la dotación del mobiliario.
Nos quedaba por hacer, a pesar del júbilo, la reforma arquitectónica de la Sala. La Alcaldía Municipal nos había prometido en julio del 2013, durante el XXIX Encuentro de Poetas 50 millones a través del programa de regalías, pero estos fondos se desembolsarían a los municipios en el curso del 2014 o 2015.
Inmediatamente iniciamos una campaña concebida y emprendida por Juan José Madrid para los 25 millones que nos costaría la adecuación arquitectónica de la sala café-libro en sala de lectura. Vendimos a nuestros amigos benefactores un Bono Pro Sala de Lectura Infantil por el que recibirían un grabado titulado “Bolero” del artista Diego Pombo, producido en el Taller Múltiple del Museo en el momento de su exposición. Con estas ayudas de nuestros amigos, conseguimos lo necesario y empezamos la reforma de la sala.
En esos momentos críticos, el Director de la empresa Proyectos de Infraestructura S.A. PISA, doctor José Joaquín Montalvo Forero, hizo la gestión con su Junta Directiva con el resultado positivo de 20 millones de pesos, para la adecuación arquitectónica.
la segunda mitad del año 2013, se constelaron todas estas ayudas indispensables para que se hiciera real un espacio donde los niños descubrirán los infinitos mundos nuevos y antiguos que contienen los libros.
La Sala de Lectura Infantil del Museo Rayo está concebida como parte del Museo. Los muebles, diseñados por el equipo de Expresión Viva son de pino natural fuerte y hermoso. Las mesas octogonales, las estanterías triangulares o poligonales y las sillas con espaldares piramidales como los módulos del museo recuerdan la obra de Rayo. El piso en tablero de ajedrez blanco y negro diseñado por el Maestro se conserva, y en el área de los niños pequeños donde los poufs son de los colores puros que él utilizaba hay un piso especial con el diseño de su pintura modular transformable. Hay obras de Rayo, afiches, litografías, y dibujos de los niños de nuestros talleres. Habrá paredes de carteleras donde se pondrán los escritos y los dibujos de los niños que asisten a los talleres de lectura.
Los libros, aunque tenemos de todos los géneros literarios para las edades de 0 a 12 años, dan énfasis a las artes plásticas y la poesía. Los hay sobre el color y su transformación, sobre Miró, Dalí, Klee, Gaugin, Picasso para varias edades. Los hay de García Lorca y otros poetas. Los volúmenes, inclinados o derechos, de frente o de canto, cantan con sus colores la alegría de mirar y de leer, encantan con su variedad de formas e ilustraciones, decantan la sabiduría.
Hay libros lagartija, libros de felpa y de tela, juguetes que piden el pensamiento y la meditación, damas chinas, ajedrez, títeres, dominó. Un columpio y un deslizador librero simulan el vuelo de la imaginación. El lugar amplio con tres ventanas y dos puertas de vidrio ilumina también a los lectores desde los faros, bombillos, caleidoscopios, telescopios, microscopios, catalejos que son los libros. Tiene dos entradas, una hacia la calle novena, la principal, y otra hacia el Museo Rayo del que hace parte. Pasando por ellas, los niños emprenderían su viaje interior. Los niños tendrán siempre acceso al Museo, y algunas actividades se llevarán a cabo en el Taller Múltiple o en el Teatro al aire libre.



Estaremos atentos a los vasos comunicantes entre artes plásticas, artes vivas, poesía, prosa, filosofía, historia. Lo estábamos ya cuando iniciamos nuestros talleres de lectura para niños con Mary Grueso aún antes de adecuar el espacio, y cuando nos visitó el Carnaval del Libro de Comfandi con sus salas interactivas acerca de los clásicos infantiles, los cómics, la experiencia sensorial y las leyendas de nuestras culturas indígenas. Uno de los espacios contenía una nao en la que se mecían los pequeños sobre un mar de olas pintadas.
Oían la voz del mar y sus habitantes mientras les increpaba una joven estudiante vestida de Capitán Garfio. Era la entonces vacía Sala de Lectura Infantil.
De la mano de la Escuela Normal Superior Jorge Isaacs de Roldanillo con la que tenemos un convenio, vamos a administrar la Sala con una persona nombrada desde la Secretaría de Educación de la Gobernación del Valle.
Los alumnos del Ciclo Complementario de Escuela Normal Superior Jorge Isaacs harán sus prácticas con los niños de la Sala.
Nuestros poetas y escritores leerán sus obras. Vendrán titiriteros y compañías de teatro, tendremos un programa de Abuelos Lectores y Narradores.
Una riqueza de actividades que estimularán la imaginación para que la lectura sea lúdica, una danza intelectual y espiritual, una música de imágenes, una pintura sonora, un placer que perdurará hasta la vejez de cada uno de los niños que lo disfrutan.
Recostarme en la noche al lado mi nieto Mateo, a quien quiero dedicar la sala —con su nombre, en nombre de todos los niños— y me pongo a leerle los libros que mis padres me leían, todo dolor se vuelve alegría, toda angustia, tranquilidad.
Leer con un niño es un acto de amor sagrado en el que los dos, niño y adulto, se transforman y crecen como el árbol que pintará la mamá de Mateo en una pared de la Sala de Dibujo Infantil– “El rincón de Mateo, del Museo Rayo”. Invitamos a los padres, los abuelos, los docentes, los poetas a aprender a leer con los niños a aprender a leer como un niño.
Águeda Pizarro —Presidenta & Directora
Lit World


El Rayo Viajero
"La magia existe... La encuentras en la mirada, en la sonrisa y en el rostro de la inocencia; si tomas la mano de un niño, verás como ellos te llevan por ese mundo sin ninguna dificultad. Lee, sueña y abraza tu niño interior... ¡LA MAGIA NO HA ACABADO! Se despierta cuando abres un libro."
"La magia existe... La encuentras en la mirada, en la sonrisa y en el rostro de la inocencia; si tomas la mano de un niño, verás como ellos te llevan por ese mundo sin ninguna dificultad. Lee, sueña y abraza tu niño interior... ¡LA MAGIA NO HA ACABADO! Se despierta cuando abres un libro."
El Rincón de Mateo tiene 11 maletas o bibliotecas viajeras. Este proyecto se llama Rayo viajero que pretende visitar el área rural del municipio Roldanillo y zonas circunvecinas, para hacer los litclub con los niños del campo que no tienen acceso a bibliotecas, esta propuesta se hace con el fin de ampliar la cobertura y la proyección social con la comunidad menos favorecida. Pretendemos contribuir con el desarrollo del currículum en el empoderamiento de las niñas y niños de escasos recursos y de zonas aisladas en el campo sin acceso a bibliotecas para ampliar su mirada al mundo y decirles que están presentes y merecen conocer lo que pasa a su alrededor por medio de las historias y los libros y hacer de su propia historia Eco en las personas con mayor posibilidad para ejemplificar el deseo y las ganas de transformar su propia historia.
Tenemos una experiencia significativa y un trabajo hecho con el corazón, nuestros promotores están capacitados y tienen la información de primera mano para realizar este proyecto con seriedad y mucho corazón, creo firmemente que este sería muy oportuno sobre todo en este tiempo de pandemia porque los niños del campo no han tenido contacto con mucho material educativo y menos cultural, no poseen tecnología ni internet y esto hace para ellos más difícil todo.
Al llegar semanalmente nuestras promotoras estamos iluminando el camino de nuestras niñas y niños ofreciéndoles un encuentro amoroso y significativo por medio de los libros.

