En 1992 fue el año de la desintegración de la Unión Soviética, país que apoyaba y respaldaba a Cuba. Entonces la isla sufrió unas consecuencias radicales que comenzaron a minar su incipiente economía. El gobierno usó un eufemismo para denominar la aguda crisis: “período especial”. En esa fecha se funda en La Habana el grupo de creación de Los Carpinteros. Ellos comenzaron a trabajar sus propuestas desde una mirada crítica enmarcada en el hipercapitalismo explorando las paradojas del Arte Visual en la globalización. El colectivo usa la instalación, el video, los objetos y la pintura para formular paradojas, crítica política y recurrir a la tradición de la modernidad recogiendo los gestos del readymade tanto de Marcel Duchamp como de Francis Picabia. Ellos resuelven sus resultados con autonomía ideológica, riesgos estéticos y políticos al tiempo que con ingenio formal.
Este colectivo dejó de existir como tal en el 2018 y lo conformaron Marco Antonio Rodríguez (1971) y Dagoberto Rodríguez (1969), ambos egresaron del Instituto de Arte en La Habana en 1994. Han tenido un amplio y exitoso recorrido internacional. En Colombia se han podido ver sus obras en una antología en el Museo de Arte Miguel Urrutia del Banco de la República en el 2017 y en la Galería LGM, también en Bogotá en el 2021 de donde provienen las obras que conforman esta exhibición antes mostrada en el Museo del Tolima en Ibagué.
En esta exposición se podrán apreciar tres acuarelas monumentales como Jardín en concreto cinco del 2016 que alude a las construcciones en hormigón, un material inadecuado para el clima cubano proveniente de una imposición extranjera. La pieza funciona, así como una metáfora irónica. En contraste Espuma Cúbica Verde del mismo año se concentra en visiones cinemáticas relacionadas con la ciencia ficción proponiendo una construcción flotante. En una dirección similar Celosía Poliédrica flotante del 2015, una estructura suspendida edificada con esferas interrelacionadas. Así mismo la obra Playa Tóxica que desea llamar la atención sobre los derrames de petróleo y en consecuencia recoge un mensaje ecológico. Este trabajo es del 2013.
Los objetos escultóricos tridimensionales recogen distintas propuestas en variados materiales. Podium de 2010 es una obra en cartón que ironiza sobre los políticos burócratas que usan este elemento para recitar sus discursos. En acero cortan dos trabajos que se relacionan con la idiosincrasia cubana, Sala de lectura Quimbumbia, un juego rudimentario que semeja al béisbol y cuya forma ovalada da nombre a este edificio imaginario. El clavo dos, en el mismo material hace referencia al reúso de este elemento entre los ciudadanos cubanos ante la escasez de los mismos.
La estructura en madera y bloques de lego del 2015 titulada Embajada Rusa ironiza sobre el edificio de la representación diplomática en La Habana de la República Socialista Soviética, una construcción realizada entre los años 1978 y 1987. La potencia y contundencia de la forma se ve negada por la fragilidad del material del lego infantil que se derrumba fácilmente. La instalación de 100 tomates realizados en porcelana y acuarela en su condición invasionista representa alimentación y se erige como un anhelo constante.
El performance Conga Irreversible del 2012 se presentó en la Bienal de La Habana y es una celebración fúnebre que niega el festivo baile carnavalesco. Su intención es contravenir la idea socialista de revolución irreversible en tanto que en el exterior se percibe negativamente. Los bailarines no avanzan, al contrario, retroceden.
Miguel González
Curador